jueves, 21 de mayo de 2009

El Inolvidable Orlando


Con entera rapidez y entusiasmo terminaba mis labores cotidianas en el hotel que trabaja. Era ya las seis pm y a las siete enrumbaría a un viaje inolvidable que todo niño desearía realizar: nos íbamos a Orlando, visitaríamos los parques del mágico DisneyWorld, los Estudios Universal e innumerables atracciones; nuestras ansias aventureras desbordaban…Conseguimos rentar una Van por unos por unos días, éramos doce personas de los cuales nuestro conductor fue Abraham, un chico Rumano de carácter un tanto explosivo cuando era provocado pero en el fondo una buena persona que adoraba la comida peruana y ansiaba por aprender español, las otras personas éramos peruanos y dos muchachas brasileras. El viaje era largo pero siempre manteníamos el entusiasmo, como cuando eras un niño y esperabas por abrir tu presente la víspera de navidad..
Nos alojamos en un hotel muy lujoso para nuestras acostumbradas visitas a hoteles, alquilamos 2 habitaciones uno para chicos y otra para las chicas, hubiéramos queridos tener habitaciones personales pero los precios eran exorbitantes.. Ese día tenía cierta intuición que algo iba a suceder y así fue. Caminado por las calles de Orlando me encontré con alguien a quien no pensaba encontrar.. Encontré a Brenda mi ex enamorada, que también se sorprendió como sospechando que la estaba siguiendo pero no era así, estaba ahí por el viaje de mis sueños y ella por trabajo. Conversamos efusivamente, ella me contaba lo encantada que se sentía estar en Orlando y trabajar en uno de los tantos parques de DisneyWorld. Yo la envidiaba pero a la vez me alegraba porque ella era feliz. No hablamos de lo nuestro porque era evidente que era un pasado y que ambos sabíamos que no queríamos recordarlo, evoque momentos vividos con ella, era mi “chinita linda” como solía llamarla, recordé como nos amanecíamos estudiando para ingresar a la universidad y recordé momentos felices con ella y supe que era mejor recordar los mejores momentos que las vicisitudes que pasamos.A la mañana siguiente era el día esperado, iríamos a DisneyWorld.
Todos despertamos muy temprano casi sin poder pegar los ojos por la emoción y planes que teníamos, discutiendo que atracción era la mejor y que personajes conoceríamos… Al ingresar a DisneyWorld se encendió una magia, la algarabía no se hacía esperar y los clics de las cámaras no dejaban de sonar y retratar su presencia en Disney. Encontramos los personajes que te hacían parecer que eras un niño otra vez y un mundo lúdico se apoderaba de nuestras almas… Lo mejor fue al anochecer cuando llegamos a MagicKindon donde no escatiman gastos para entretener a los visitantes, donde los personajes claramente reconocidos desfilaban y eran retratados por miles de personas sobre el castillo mágico donde las orejas de Mickey eran las más populares a lo cual no fui ajeno y adquirí unas. Los fuegos artificiales no pasaban desapercibidos ya que su magnificencia hacían sorprender a muchos niños incluso a nosotros que jamás vimos algo sin igual. Entre montañas rusas, colas interminables e innumerables fotos pudimos recorrer los 4 parques que generalmente la mayoría de visitantes lo realiza en un par de días o más; sin lugar a dudas fue un record de aventuras en un solo día, digno de estar relatado en el libro de Record Güines aunque sea peruano.Esa noche todos comentaban lo que nos pareció el mejor juego, la mejor atracción, al personaje que admirábamos y logramos retratarnos con él, yo pensé en Brenda en lo feliz que habría sido si lo hubiera disfrutado junto a ella…

A la mañana siguiente teníamos otra aventura más: Los estudios Universal donde teníamos dos parques que visitar y lo haríamos con el mismo entusiasmo que lo hicimos en Disney, las montañas rusas eran espectaculares, contemplábamos extasiados la velocidad y los gritos que provocaban, éramos temerarios así que queríamos estar en la primera fila del carril para aumentar nuestro éxtasis; nuestros sentidos se agudizaban al estar en plena faena del viaje subiendo alturas temibles y descendiendo a grandes velocidades donde instintivamente podías gritar decir improperios o lo que te diera la gana, pero el regreso tu alma aun estaba por la alturas, tenías la sensación de querer repetirlo o de ir por una nueva aventura.... Llegamos al emblemático Jurasic Park, todo parecía como las películas, la inesperada caída sobre las cataratas lo más espectacular donde puedes terminar incluso empapado… cada atracción era más sorprendente que la anterior, todos tenía sus favoritos y querían repetir. Yo ansioso sólo buscaba al “Delorean” de “Volver al Futuro” que era una de mis películas favoritas lo encontré me retrate junto a él y así cumplí mi sueño. Los suvenir eran algo infaltable donde no escatimábamos gastos, donde cada dólar que se gastaba valdría la pena.Al retornar todos estábamos extenuados por los días sin casi dormir y nuestras energías agotadas, recordábamos cada momento que quedaron grabadas en nuestras memorias. Yo recordé lo feliz que es la vida y que este viaje fue el mejor, se que volveré con mi familia y tal vez con mi alma gemela para contarle todo lo que hice en el mágico Orlando….

Foto en Jurasick Park


Disney and Universal Studios